A modo de...

  El brillo de los colores


Cansado del trajín,

los colores brillan, el aliento se va,

apoyada en mi brazo como si nada,

en un extremo del salón paró de bailar.


Entre la tela que se agita,

sube y baja el latido del corazón,

una flor se balancea en mi pensamiento,

como jugando en un suave vaivén.


Como en la cama que mece el mar,

y el viento que acaricia mi ventana,

tal vez allí descansa,

con sus labios entreabiertos, como si hablara.


¡Oh! ¿Quién pensaría,

dejar que el tiempo se escurriera así?

¡Oh, si las flores duermen,

sería el sueño más bonito, eso creo yo!


                                                                    Pablo Gonzaga Pérez 4ºC



Fatigada del baile,

encendido el color, breve el aliento,

      apoyada en mi brazo,

del salón se detuvo en un extremo.


      Entre la leve gasa

que levanta el palpitante seno

       una flor se mecía

en compasado y dulce movimiento.


      Como en cuna de nácar

que empuja el mar y que acaricia el céfiro,

       tal vez allí dormía

al soplo de sus labios entreabiertos.


      ¡Oh! ¿Quién así -pensaba-

dejar pudiera deslizarse el tiempo?

       ¡Oh, si las flores duermen,

qué dulcísimo sueño!


XVIII Gustavo Adolfo Bécquer

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